De Aves y Roedores

Pintura anónima china medieval
Un día un pájaro que iba volando hacia un destino muy lejano, que quizá le llevaría toda su vida en alcanzar (si no es que más) decidió descansar para no terminar abrumado por el viaje. Así que voló un poco más, hasta donde su fuerza se lo permitió, y aterrizó en el país de las ratas, que fue donde sus fuerzas se terminaron de una vez por todas. Estando allí  y después de recobrar el aliento se dio cuenta que tenía hambre, pero como andaba de paso por ese lugar no quería un empleo fijo, ya que sabía que si se asentaba iba a perder sus plumas y su cola se le iba a pelar. Entonces pensó:
-          - “Yo soy un pájaro cantor. Entonces cantaré para vivir”-
Y se colocó en una esquina a cantar. A las ratas que iban pasando les gustaba mucho su canto, porque era algo diferente a la vida de roedores que tenían. Así, de vez en cuando una rata le tiraba una moneda y al cabo de un rato nuestra ave tenía un buen sueldo.
Hasta que llegaron los guarenes, quienes increparon al pájaro cantor:
-         - “Aquí no se canta. Somos roedores, vivimos en las letrinas y de la basura que el humano nos tira. Nuestro afán es comer y reproducirnos en la oscuridad ¡No nos vengas a hablar de la vida en el aire libre y las travesías y los viajes! No queremos eso, así que vete”-
Y estuvieron a punto de quitarle su capital, con el argumento de que no era legítimo porque si quería ganar dinero en el país de las ratas tenía que trabajar como una. Pero en un parpadeo el cantor tomó su bolsa y se lanzó al vuelo, y desde el cielo contemplaba a los guarenes que lo miraban con recelo y a las ratas que lo veían con admiración. Estas últimas decían:
-          -“¡Qué ganas de tener alas y plumas para salir de esta alcantarilla!-


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