"Lo Santo, lo Racional y lo Irracional en la Idea de Dios", de Rudolf Otto
Con el advenimiento de la Ilustración se instauró la idea de que todas las ideas tienen que ser esencialmente racionales. Cualquier idea que se precie no podía poseer atisbo alguno de sentimentalismo, emocionalidad, ni menos irracionalidad. En muchos sentidos esta acción terminó alienando y cercenando una buena parte de la cosmovisión milenaria que Occidente poseía a la par de las culturas que estaban a su alrededor. Al obrar de esta manera muchas de las ideas provenientes del fondo religioso pierden sentido, ya que al racionalizarlas se convierten en un mero esquema mental que es falible, o peor, en verdaderos engendros del sinsentido. "El sueño de la razón produce monstruos" dice alguien por ahí, y habría que agregar que son monstruos mutilados, y que esa mutilación es parte fundamental de esa monstruosidad.
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La Fiesta del Ser Supremo en Francia (1793) |
Para poder acceder a una experiencia espiritual completa entonces habría que deshacerse de la racionalidad y abandonarse en lo instintivo? No, esa es la estrategia de marketing del espiritualismo actual, funcional al sistema, ese de harto ritualismo simpático y poca reflexión, ese paganismo burdo que asoma en la autoayuda y el rescate de saberes ancestrales descontextualizados de su matriz tradicional. Lo que hay que reconstruir es una vivencia religiosa o espiritual que abarque todos los matices de la experiencia humana, ya que de otra manera siempre va a ser algo parcial, incompleta y en última instancia, vacía.
Si Rudolf Otto hace énfasis en lo numinoso (eso que no se puede ni siquiera explicar y que va más allá de cualquier categorización humana) es porque advierte que la razón no es más que un medio, una mera gramática para poder expresar cosas que cuando apenas se vislumbran ya en ese instante exceden cualquier tipo de lenguaje y que es en ese momento cuando nosotros comenzamos a vivir una vida espiritual real. Pero es que para poder acceder al lugar hay que cruzar el abismo mediante ese puente. El resto es habladuría, superstición, ignorancia y miedo a mirarse al espejo.
A pesar de ser protestante Otto es capaz de ver este sentido de lo numinoso como el núcleo de toda experiencia religiosa auténtica, lo que le da a su libro un cariz de universalidad (pero no de ecumenismo) que se agradece, a pesar que obviamente para él el Cristianismo es la mejor de todas las religiones. Esto lo convierte en texto de interés para todo aquel que gusta del estudio comparativo de las religiones y es lo que lo ha terminado por convertir en un libro de referencia hasta hoy.
A pesar de ser protestante Otto es capaz de ver este sentido de lo numinoso como el núcleo de toda experiencia religiosa auténtica, lo que le da a su libro un cariz de universalidad (pero no de ecumenismo) que se agradece, a pesar que obviamente para él el Cristianismo es la mejor de todas las religiones. Esto lo convierte en texto de interés para todo aquel que gusta del estudio comparativo de las religiones y es lo que lo ha terminado por convertir en un libro de referencia hasta hoy.
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