"Plotino o la simplicidad de la Mirada", de Pierre Hadot
Cuando se habla de filosofía por lo general mucha gente respinga la nariz. Hay muchas ideas negativas en la previa, pero todas se pueden resumir en una sola frase: la filosofía es incomprensible, o en su defecto, los filósofos se encargan de hacerla incomprensible, para deleite de los especialistas, que se hinchan de soberbia cuando toman la palabra ante alguien que seguramente es más inteligente que ellos, pero que no habla tan florido.
Así y todo, la filosofía es importante. Responder (o intentar responder) a las preguntas fundamentales es un impulso natural y que es innato a la humanidad y sólo con ella desaparecerá. Y es a través de la filosofía donde quizá se pueden encontrar las respuestas más asombrosas e imaginativas a esas preguntas.
La filosofía de la Antigüedad se nos puede hacer más incomprensible aún. Milenios nos separan de esa época y el lenguaje alegórico que muchas veces ocupan nos tiende a alejar y a otros hasta huyen presa del miedo ¿Cómo salvar esa brecha? En este ensayo sobre uno de los filósofos más "difíciles" de su época Pierre Hadot propone algunas respuestas, y de paso, hace una gran síntesis sobre el pensamiento de Plotino.
Este filósofo, heredero y continuador de Platón, continuó la línea del maestro pero le da una vuelta de tuerca al proponer una aproximación mística y una lectura de un vuelo mucho más imaginativo y no tan racionalizado como aquél. Elaboró una doctrina del viaje a través del cual hay que remontarse desde el mundo sensible al Uno, la única realidad existente de la cual la que vivimos físicamente no es más que un mero reflejo. Es ésta doctrina, y no tanto la de Platón, la que influirá en San Agustín por un lado, y de ahí en el desarrollo posterior del Cristianismo medieval.
Estamos entonces frente a un peso pesado. Pero producto de su lenguaje o de su método su propuesta se nos hace lejana, incluso no falta el vivaracho que dice que su pensamiento "no sirve" o "que ya está superado..." Hadot decide hacer un desglose profundo del pensamiento de Plotino con el propósito de mostrar que la suya no es una filosofía incomprensible, y que su enseñanza es perfectamente viable para cualquiera.
Y aquí viene la primera lección: no existe la doctrina abtrusa, existen los charlatantes que gustan de hacer incomprensible su doctrina para ocultar sus propias falencias y engatusar a los que pretendan alcanzar la anhelada trascendencia de manera express. Plotino ciertamente es un filósofo difícil, pero leyendo las citas que el propio Hadot selecciona de sus "Enéadas" nos damos cuenta que sus textos son simbólicos pero descifrables y que (como los de cualquier otro pensador de su época) son un apoyo para lo más importante: la enseñanza directa, de maestro a discípulo.
Y ahí viene la segunda lección: no hay filosofía que sea un mero ejercicio intelectual. Se trata de un ejercicio total, mental, espiritual y práctico. Es interesante cuando Hadot desmonta el mito elaborado en torno a Plotino dirigiendo una comunidad monástica pagana que vivía que viviría de manera frugal y mortificadora, siendo que en realidad entre sus discípulos había de todo, incluyendo patricios y políticos. No, la filosofía de Plotino no es la de los gnósticos de ayer y hoy que sienten ese horror patológico por la carne, al contrario, es a través de las pistas que nos entrega el mundo físico que nos podemos remontar al Uno.
Y ahí viene la tercera lección: no hay filosofía que no se sustente a partir de una visión del entorno o una acción sobre éste. Incluso una doctrina que a muchos les puede parecer lejana e incompatible con el mundo de hoy como el neoplatonismo nos plantea una lectura del mundo que nos rodea y una forma de mejorarlo. En este caso se trata de sacralizar la existencia mediante las señas que se nos entregan y buscar mediante la virtud y el amor la unión con la realidad última.
Éste es un libro que realmente sirve a los que desean conocer de manera amena (pero no facilona) el mundo filosófico de la Antigüedad Tardía, que es mucho más cercano al espíritu de los tiempos que corren que la época Clásica, y que desean incorporar ideas que no se suelen exponer en la escuela porque se consideran marginales pero que muchas veces entregan respuestas a preguntas que los autores canónicos dejan abiertas o dejan respondidas de manera insatisfactoria.
Si le interesó, sepa más aquí:
Y ahí viene la tercera lección: no hay filosofía que no se sustente a partir de una visión del entorno o una acción sobre éste. Incluso una doctrina que a muchos les puede parecer lejana e incompatible con el mundo de hoy como el neoplatonismo nos plantea una lectura del mundo que nos rodea y una forma de mejorarlo. En este caso se trata de sacralizar la existencia mediante las señas que se nos entregan y buscar mediante la virtud y el amor la unión con la realidad última.
Éste es un libro que realmente sirve a los que desean conocer de manera amena (pero no facilona) el mundo filosófico de la Antigüedad Tardía, que es mucho más cercano al espíritu de los tiempos que corren que la época Clásica, y que desean incorporar ideas que no se suelen exponer en la escuela porque se consideran marginales pero que muchas veces entregan respuestas a preguntas que los autores canónicos dejan abiertas o dejan respondidas de manera insatisfactoria.
Si le interesó, sepa más aquí:
Comentarios
Publicar un comentario