Deconstruyendo a Rumi, por Michael Muhammad Knight
Tal vez a Michael Muhammad Knight (1977 - ) a estas alturas le aburra un poco el hecho de que lo describan como un punk musulmán, pero quizá no hay mejor forma de etiquetar su trabajo que esa. Su trayectoria personal es bastante tópica del converso estadounidense, y por extensión occidental: familia de clase media, cristiana se entiende, en determinado punto de su vida se topa con la figura de Malcolm X y entra al islam, más específicamente al salafismo, que es tanto como saltar del sartén a las brasas... su salvación personal la encontrará en el encuentro entre la contracultura del rock y las áreas marginales de su religión, donde sorprendentemente encontrará más de un punto de concomitancia. Alcanzó notoriedad con "The Taqwacores", un certero retrato en clave posmoderna de la realidad de la comunidad islámica actual, de sus taras y contradicciones, y con una galería de estereotipos tan bien armados (el maniático de la sunna, el shí'a cabeza de pólvora, el hippie sufí...) que incluso sirven de entrada para el que no conoce nada sobre el islam o sobre el punk rock, porque los personajes de la novela siendo musulmanes viven una intensa vida como miembros de la escena local. El resultado es bizarro pero efectivo, y le ha valido el rechazo de prácticamente todos los santurrones (del lado islámico, pero del lado punk también...)
El texto que viene a continuación es el primer capítulo de su "William s. Burroughs vs. The Qur'an", un relato autobiográfico de búsqueda y desencanto que sirve de excusa para sumergirse en los últimos confines de una tradición en gran parte desconocida, sobre todo por sus propios practicantes. Parte así, deconstruyendo a la que es por lejos la figura islámica más reconocida y aceptada por todos en esta mitad del mundo, a Rumi, que está muy lejos de ser el artesa con turbante que algunos creen...
***
“Cualquier
cosa puede ser alegoría del camino, incluso el bestialismo. Rumi, el
más grande poeta y santo de la tradición Islámica, el Sufi cuyo
trabajo ha sido llamado “el Corán Persa”, escribió sobre una
esclava a la que se la tiraba un burro. Ella ponía una calabaza en el pene
del burro para evitar que siguiera hasta el final. La ama de la
esclava, sin embargo, trató de montar el mismo burro sin usar la
calabaza, el burro la penetró por completo y la mató. Todos aman
a Rumi hoy, pero esas partes del “Mathnawi” se suelen
saltar. V: 1333 – 1429, si es que quieren echar un ojo.
Pueden
interpretar los versos como una advertencia contra el desenfrenado
apetito sexual, pero con estos poetas Sufíes siempre hay un
significado más profundo, y Rumi se refería a una ciencia real. La
verga de un burro no siempre tiene que ser la verga de un burro.
A
veces en una lectura, saco los versos del burro de Rumi, escritos en
una hoja arrugada de cuaderno.
-“Y ahora” - digo - “Un poema”.
“De
pura alegría la vagina de la mujer se convirtió en un ruiseñor
incansable y encendido de lujuria con el burro... Esta mujer cerró
la puerta y atrajo el burro hacia ella... felizmente, por necesidad
saboreó el castigo... El burro había sido bien enseñado; empujó
dentro de la ama hasta los testículos, la ama murió de inmediato.
Su hígado se salió por la herida hecha por su pene; los intestinos
salieron por el otro lado.”
Suponiendo que fueran palabras mías, todos pondrían miradas feas en
sus rostros y sería fácil de entender. Los musulmanes a los que no
les agrado tendrían todas las pruebas que necesitan: escribir
semejante poema mientras se invoca el bendito nombre de Muhammad, de
seguro, constituiría un acto de violencia contra el Islam. Los
musulmanes a los que les agrado se desilusionarían, y las mujeres de
ambos lados (y las no musulmanas también) se preguntarían qué
mierda de puerco tengo en mi cabeza si es que tengo un estilo tan
retorcido como éste. En todas partes la audiencia me apuntaría como
un tipo inmaduro tratando de obtener atención.
Entonces les digo quién lo escribió, el gran maestro Jalal ud-Din
Muhammad Rumi, sí, ése Rumi, y entonces no sabrían qué
hacer. No lo podrían equiparar con el Rumi que escribió: “Yo
soy el sirviente del Corán mientras permanezca con vida; soy polvo
en el camino de Muhammad, el Elegido”, ni encaja con el Rumi
que leen los no musulmanes, el Rumi New Age que trabaja con cristales
energéticos y atrapasueños y que se codea con el Buddha.
Ciertamente no encaja con ninguna idea sobre el Islam, o qué debe
ser el Islam, cómo los musulmanes debieran verse o sonar.
Siempre hay al menos una chica musulmana que se acerca después de mi
lectura y me agradece por el fragmento de Rumi, me agradece como si
hubiera ido al fondo del océano y hubiera rescatado este tesoro sólo
para ella. No es que estas chicas quieran tener sexo con burros o
siqiuiera escribir sobre sexo con burros. De hecho, ése es el punto:
estas pobres personas confundidas con sus pequeñas transgresiones e
ideas extrañas piensan que son grandes fallas como musulmanes y que
les rompen el corazón, pero entonces el inmortal Rumi les alecciona
con porno campestre y les pone las cosas en perspectiva. El show del
burro de Rumi detona el parámetro adverso con el que se han medido a
sí mismos. A veces es la única cosa que puedo ofrecer, pero creo
que ayuda.”
(tomado del libro “William Burroughs vs The Qur'an”, de Michael
Muhammad Knight (2012). Todos los derechos reservados. La traducción
es mía)
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