"Semblanzas de Revolucionarios", de Anatoli Lunacharski
Anatoli Lunacharski (1875 - 1933) fue un político y literato ruso. Fue partícipe activo e importante de la Revolución Rusa y del régimen de Lenin, además de miembro del Comisariado Popular para la Instrucción Pública, puesto que desempeñaría hasta 1929, y por ende encargado de las políticas educacionales soviéticas. Su labor en el ámbito cultural y educacional fue bastante notable. Quizá lo más interesante de su particular visión de la revolución y de la doctrina marxista se encuentre reflejada en su participación en el Proletkult, grupo de experimentación artística donde se asociaron cultores vinculados a las vanguardias de aquel entonces, y que aspiraba a la utilización de éstas en beneficio de la creación de una estética de la clase obrera. Además de contar con el apoyo de Lunacharski se le otorgó una relativa independencia, lo que chocó con la política centralizadora del Partido Comunista Soviético. Proletkult generó una estética auténtica y original, a la vez rusa, proletaria y vanguardista, que sobresaltó a los dirigentes más dogmáticos (que en como todo proceso de este tipo son los más preocupados en obtener el control) lo que terminó por disolver la orgánica en 1932 por orden de Stalin, sustituyéndola por el estático y regresivo realismo socialista. No es de extrañar este hecho, por paradójico que le parezca a algunos, ya que las revoluciones suelen ser refractarios a las propuestas estéticas novedosas, y en dicho contexto individuos tan descollantes como Chagall, Tatlin o Eisenstein no pueden tener cabida a menos que agachen la cabeza; ya que lo que interesa es hacer propaganda, y eso no se puede hacer si el medio de comunicación es difícil de descifrar. La labor de Lunacharski llegó al punto de proteger el patrimonio arquitectónico ruso, que en parte quería ser destruido por los más exaltados.
No estamos hablando entonces de un revolucionario caricaturesco, de esos que tristemente abundan hoy en día. Estamos ante un individuo culto, con sensibilidad filosófica y artística, que entendía la revolución no como un arrasar con todo indiscriminadamente sino como una transformación profunda de la realidad existente en función de la meta última. Por lo mismo estas "Semblanzas de Revolucionarios" son un texto que se deja leer de gran manera. Como Lunacharski fue cercano a la mayoría de los personajes que aparecen reseñados aquí no se tratan de biografías enciclopédicas, sino que de retratos de seres humanos de los cuales nosotros sólo poseemos una sombra muy pálida, la de la historia. En este libro se nos invita a ir más allá del retrato oficial y ver a cada uno a la cara, con sus defectos y virtudes.
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Lunacharski en los años '20 |
Un dato interesante: Stalin no aparece mencionado. Esto redundó en que el libro fuese "sacado de circulación" por bastante tiempo, y Lunacharski optó por automarginarse del nuevo régimen. Sí aparecen todos los que deberían estar: Lenin, Troski, Plejanov… a todos se les retrata con profunda penetración psicológica y en ningún momento se le muestra como parte de un bloque monolítico. Al contrario, se muestran claramente las divergencias entre los distintos protagonistas, cosa que posteriormente el discurso oficial se encargaría de borrar. Es un texto necesario que muestra que la diversidad es parte intrínseca de los procesos sociales, un portal a una época perdida y que seguramente no volverá.
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